Óleo sobre lienzo, 223 x 290
cm, pintado hacia 1630 por
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez.
Apolo, coronado de
laurel y rodeado por un halo luminoso, irrumpe en la fragua donde trabaja
Vulcano para anunciarle el
adulterio de su esposa
Venus con
Marte, dios de la guerra. Conocedor de la verdad, Apolo, dios de las artes, representa la superioridad de éstas sobre la artesanía.
Velázquez se inspira en un grabado de
Antonio Tempesta, modificándolo ampliamente y centra la acción narrativa en los gestos y expresiones, mediante un estilo clasicista
barroco, sin huella de tenebrismo. Destaca el interés por el desnudo, deudor del conocimiento directo de la estatuaria grecorromana y la influencia de la corriente clasicista, en concreto de
Guido ReniEsta obra la realizó en
Roma (Italia) sin mediación de encargo durante l primer viaje que hizo a Italia a instancias del pintor
Pedro Pablo Rubens que había visitado
España aquel mismo año de 1629. Velázquez realiza dos grandes lienzos en la casa del embajador español. Son dos lienzos que constituyen pareja y que se trae con su equipaje de regreso a España: La túnica de José y La fragua de Vulcano.
El asunto elegido para este lienzo es una escena sacada de la mitología, interpretada por Velázquez en una versión estrictamente humana, con personajes contemporáneos. Apolo se ve envuelto en un manto que deja al descubierto su torso desnudo. Vulcano, en este caso, es simplemente un herrero, al igual que los cíclopes que le ayudan, que son hombres del pueblo que conocen el oficio. Vulcano le contempla con ojos atónitos después de haber escuchado la mala noticia sobre el adulterio de su esposa con el dios Marte a quien le estaba forjando en esos momentos una
armadura. La caverna donde el dios herrero forja las armas de los demás dioses es en el cuadro una herrería de tantas como Velázquez pudo ver en España o en Roma. Con la maestría que le caracteriza, pinta además una serie de variados artefactos propios de una fragua.
En esta pintura Velázquez inició sus ensayos de perspectiva aérea con la figura que hay al fondo y que contrasta con la otra figura que está de espaldas en primer término. El fuego de la fragua proporciona luz y sombras mientras que el halo de Apolo hace que entre claridad por la izquierda